¿Alguna vez te has enfrentado a una entrevista de trabajo sin estar interesado? Parece raro, ¿verdad? Sin embargo, es un buen ejercicio. Yo suelo participar en un par de procesos al año aunque no este pensando en un cambio laboral. Se puede aprender mucho sobre como funcionan otras empresas, como evolucionan los procesos de selección e incluso a veces puedes encontrar algo que realmente te guste.
Hay una máxima entre los recruiters de no dejar nunca un proceso a medio. Completar todas las fases hasta ser rechazado o hasta la oferta final. Yo, como soy muy obediente, suelo hacerles caso, y, aunque estoy totalmente en contra de la maldita prueba técnica, la hago.
Hace un tiempo, me postule para una posición en una gran empresa. Fue la primera vez que decidí que no iba a continuar con el proceso. Es increíble como sigue habiendo empresas con procesos de selección pesados. En este caso concreto, me pedían hacer una prueba técnica y tres entrevistas para llegar a la cuarta dónde por fin me explicarían cual sería el reto al que tendría que enfrentarme en mi día a día en la empresa. Para mí, es esencial saberlo para determinar si la posición me puede interesar o no. ¿Pero no era solo un ejercicio? ¿Por qué no seguir hasta el final? Francamente, no lo se. Creo que me parecía una falta de respeto hacia el candidato pedirle que invierta tal cantidad de tiempo sin dejarle saber si es lo que está buscando o no. No quise ser partícipe.
Esta experiencia me llevo a pensar en como han cambiado las cosas desde que yo empecé a trabajar hace unos 20 años. Lo cierto, es que no importa el proceso de selección que tengas, siempre hay y ha habido unos pocos falsos positivos y aunque no lo puedo saber, imagino que, cientos de falsos negativos. Por eso, si damos por hecho que ningún proceso de selección nos garantiza una buena contratación, cual es el objetivo de invertir tanto tiempo en el mismo? Si no nos aporta valor es waste. Algunas empresas se han flipado queriendo copiar a otras empresas más grandes, sin pensar en los motivos que llevaron a esas empresas a diseñar dichos procesos. ¿Han hecho cálculos de cuanto cuesta una mala contratación versus lo que cuesta tratar de asegurar que es buena? Lo dudo.
Lo más contradictorio de todo esto es que a la vez que se diseñan procesos de selección draconianos, las empresas se quejan de que no encuentran gente sin ni siquiera plantearse si están rechazando o espantando a candidatos más que validos. Es difícil darse cuenta sin invertir tiempo en intentar explicar a los candidatos por qué han sido rechazados después de hacerlos pasar por cuatro entrevistas.
Sé que soy el último en llegar a este debate y que las cosas están cambiando, pero cada vez que me enfrento a este ejercicio me pregunto ¿cuándo se puso de moda tener que entregar una redacción para mostrar tu interés?